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Las adicciones “no” son una enfermedad cerebral

Desde la SP de Adicciones del COEESCV nos llega esta entrada que habla de las presiones desde una visión reduccionista, biológico cerebral, como paradigma sobre las adicciones esta siendo cada vez más notable y amenaza con la desaparición del enfoque biopsicosocial, también llamado integral.

Desde que el DSM-5 habla de trastorno por consumo de sustancias, (TCS) y trata las adicciones como una “enfermedad cerebral”, la reafirmación de que las adicciones son campo exclusivo de la psiquiatría y el resto de enfoques no tienen nada que deciro, va ganando espacio y  visibilidad.  

La primera pregunta, es, ¿como un modelo reduccionista esta ganando adeptos y espacio tan rápidamente?, en una sociedad que se define en muchos espacios, como VUCA, (volatility, uncertainty, complexity and ambiguity), es decir volátil, incierto, complejo y ambiguo.

El catedrático en psicología clínica, Elisardo Becoña Iglesias analizaba en un articulo el porque y lo desarrollaba en cuatro puntos:

1) Financiación generosa a la investigación que sustenta el modelo de enfermedad cerebral por parte del NIDA y la clara asunción de un modelo médico de la adicción, basado en un sustrato biológico en el cerebro.
El NIDA financia el 85% de toda la investigación mundial sobre drogas. Las lineas que establezca sobre su investigación, es evidente que generan tendencia y pueden convertir falacias en “verdades”.

2) El interés de la industria farmacéutica en que se consolide este modelo.
Hay un gran número de adictos y resulta una buena oportunidad de negocio, por lo que han dedicado muchos esfuerzos a ello en estos años. Ya lo ha hecho en múltiples frentes, reduciendo los niveles en diferentes marcadores para establecer el concepto de salud y enfermedad.
Como dice Allen Frances (2013), presidente del grupo de trabajo del DSM-IV y psiquiatra de referencia a nivel internacional, en su libro ¿Somos todos enfermos mentales? “la mercantilización de la enfermedad no puede ocurrir en el vacío, ….... Una campaña constante, omnipresente y bien financiada, a favor de la “concienciación de la enfermedad” puede crear enfermedades allí donde no las había. La psiquiatría es especialmente vulnerable a la manipulación de las líneas que separan normalidad de enfermedad porque carece de pruebas biológicas y depende enormemente de juicios subjetivos que pueden estar influidos por el marketing hábil” (p. 50).

3) Los procesos de construcción social de la enfermedad y el caso de las adicciones.
La enfermedad es un constructo social. Las enfermedades físicas, normalmente se descubren, un virus, una bacteria, un parásito, un toxico. Pero la mentales, se “inventan”, se identifican un conjunto de “síntomas” y se etiquetan. En el campo de las sustancias psicoactivas, los ISRS, inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina y el éxtasis, actúan sobre los mismos receptores, el segundo producirá una enfermedad y el primero no.

4) Procesos psicológicos que subyacen a los defensores de este modelo.
Las personas que se decantan por el modelo cerebral de las adicciones han sido formadas profesionalmente para entender el entorno de una cierta manera, habitualmente facilitando el reduccionismo biológico o buscando la causa última de un fenómeno en el funcionamiento biológico.
Una metodología concreta y exclusiva, facilita el sentido de pertenencia entre los profesionales, mediante el efecto de conformidad, y no hay que sufrir el rechazo del grupo dominante sino la comodidad de la inclusión, la toma de decisiones se simplifica en un modelo reduccionista, se encuentran identificados y coherentes con él dado su formación previa, y al reducir toda la sintomatología a una enfermedad, hay un claro reforzamiento externo (colegas, industria farmacéutica, etc..).

Por otra parte el reduccionismo siempre es más sencillo y por lo tanto más sugerente, incluso aunque una parte importante de la sociedad no entienda la terminología ni el funcionamiento de los neurotransmisores, las explicaciones “sencillas” que se pueden dar y el hecho de que dependan de un medico, tienden a generan una confianza social que no se corresponde con la fortaleza del modelo. Es un reflejo más del síndrome de la bata blanca. Una tabla de datos parece que convence más que un argumento, no se si porque se comprende mejor o sencillamente porque no se comprende.

Pero el campo de lo social se orienta a ayudar al ser humano, no a crear una tecnología de la que se puedan sacar beneficios ni patentes, ni crear productos a partir de ello.

No se trata de no reconocer el peso que lo biológico tiene en  todas las facetas humanas, incluidas las adicciones. Pero no es la única causa ni explica todos los aspectos de estas.

El paradigma más completo, sigue siendo el biopsicosocial.


Más información/fuente:
http://www.lasdrogas.info/opiniones/430/la-adiccion-no-es-una-enfermedad-cerebral.html
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